¿Con cuántos años?
“En la niñez todo es más maleable, los impactos marcan, pero también los niños y niñas tienen una capacidad de recuperación que aún no comprendemos”.
“No es lo mismo salir con dos años que con seis”.
“A los diez te das cuenta de todo, y padeces más el silencio que en otros tiempos de la vida”.
Estos días tomo testimonios del exilio, escucho historias en las conversaciones compartidas. En esta familia, la niña que salió con cinco años, es la que más alemana se siente. El niño que fue traído con dos, en cambio, se reconoce más colombiano.
Las identidades, al fin y al cabo, se van construyendo, eso es aquí más evidente. A los cinco años tienes más idea de que fuiste arrancado, más conciencia del miedo, más necesidad de mantener lejos la amenaza. A los dos años, la separación afecta, se nota, duele a su manera, pero la pérdida no tiene esa conciencia.
Hago disquisiciones compartidas con José, su papá, que se pregunta por esos efectos diferentes del exilio. Carolina es hija de otra familia rota, tenía diez años al salir y sufrió el impacto de los silencios acumulados desde entonces. Ahora, escribe que te escribe, está narrando su vida. Narrar es otra forma de volver a los lugares que duelen y a los aprendizajes que has ido acumulando. Revisitarlos, te da otra perspectiva. Entender a tu madre o tus hermanos, es otra forma de comprenderte a ti misma. Esa es la ecología de los vínculos. La muerte violenta, la desaparición o las amenazas, la violación, las bombas, el reclutamiento y las combinaciones de varios de esos horrores, están siempre en el inicio del exilio, que es a la vez una pérdida y un punto de partida. En la niñez todo es más maleable, los impactos marcan, pero también los niños y niñas tienen una capacidad de recuperación que aún no comprendemos.
En los campamentos de refugiados de Bosnia, Anel, un niño de ocho años hizo un reloj con los números cambiados, cuando la maestra de la escuela le dijo que dibujara el futuro. Cuando le preguntó qué era eso, expresó algo que podría ser un deseo o una convicción: “El mal del que hablan los adultos, pasará”.
Esa es la responsabilidad.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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