El cuarto oscuro y la luz
“En la penumbra algo se adivina, pero nada se sabe. No hay forma de orientarte ni de entender”.
Las metáforas de estos días nos acompañan. Se convierten en un significado compartido, en una forma de complicidad. Una historia de alguien, que ahora es una mirada nuestra. Estamos en Bilbao, en un taller intergeneracional sobre el exilio en Europa.
Para Sofía, hay un cuarto oscuro. En él, los muebles se mueven, alguien los cambia de lugar. Pero no sabes bien qué se toca, ni por qué. En la penumbra algo se adivina, pero nada se sabe. No hay forma de orientarte ni de entender. Así sienten los jóvenes esta historia del exilio y sus silencios, tantas veces. La habitación no es solo el lugar en el que vives, es la propia vida. La de la tarea de ponerle luz tiene que ser compartida.
En la despedida, como muestra de que las metáforas nunca vienen solas, Pilar nos regala otra que dialoga con esa. Ella que es fotógrafa, estaba revelando fotografías con el método antiguo, en el que no tiene que haber ni un mínimo rayito de luz en la oscuridad. Donde no vale la penumbra, sino la noche más oscura. Entonces tienes que tener todas las cosas en su sitio, porque te vuelves ciega para trabajar. Una vez que tienes el mapa de donde está cada cosa, negativos, líquidos, bandejas, todo se oscurece y puedes empezar. Solo el tacto te salva ese tiempo. Si entra la luz, los negativos se velan, porque la película solo quiere verla cuando ya esté todo el trabajo hecho.
“Pero no había manera, había una luz en algún sitio porque yo veía”.
Pilar se pasó el tiempo dando vueltas, preocupada, para tapar esa gotera de sol que debía haber en algún sitio. Pero todo estaba cerrado a cal y canto, esa otra metáfora de cuando se taponaban las casas para dejarlas herméticas. El laboratorio de fotografía tiene esas tareas obsesivas. Vuelta que te vuelta, se quedó por fin parada para pensar. Si no había ninguna rendija ni gotera, esa luz venía de dentro de la habitación.
Venía de ella.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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