El país de los centenares de miles de hogares
“Esa multitud de hogares y apartamentos distribuidos por decenas de países, hacen otro territorio de cientos de miles de casas colombianas distribuidas por el mundo”.
“Nos enteramos antes de lo que pasa en Colombia que lo que pasa en este país”. La permanencia en el vínculo pasa por las noticias, como un cordón umbilical que se alargó 1.000 o 12.000 kilómetros, que te hace estar atento a las mínimas señales.
Los espacios se segmentan cuando estás en otro país. Todo lo que está alrededor es una forma de algo con lo que no te identificas. No es una forma de negación, pero a veces lo vives así.
En el exilio te llevas contigo un país que necesitas. En un contexto que te niega de una realidad que te expulsa, necesitas llevarte algo que no se modifique: que sea. Eso hace tantas veces que el refugiado vive en el país que se llevó y que trata de proteger del impacto de las ausencias. Se habita de recuerdos. Las noticias ponen el contrapunto entre aquello y el hoy en día. También los espacios cobran otra dimensión. El país que te llevaste lo recreas en el lugar en el que puedes.
Los refugiados saharauis convierten su casa en el exilio en una jaima en la que te descalzas y tomas té y bienvenida. Las cosas de la casa son un pedacito de país que es Colombia. Música, comida, los libros, el lenguaje.
Los afectos son el hogar. Esa multitud de hogares y apartamentos distribuidos por decenas de países, hacen otro territorio de cientos de miles de casas colombianas distribuidas por el mundo. Un tipo de mapa de vínculos e identidades. Este espacio en el que se da la vida, dentro y fuera. Estos jóvenes que crecieron en otro país, cuando llegan a sus casas tienen la sensación de que no hay umbral en la puerta.
“En realidad cuando entras en casa, cruzas una frontera”.
El exilio es un país hecho de pedacitos, de centenares de miles de hogares.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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