La conciencia de la salud
“Hay una Colombia de gente muy sufrida y otra a la que el sufrimiento de los demás no le importa”.
Nació en 1930. Hay veces que cuando preguntas la edad para poner algunos datos básicos en la ficha, tienes una perspectiva de toda una vida: “Estudié medicina porque me impactó siempre el dolor”.
Por eso se hizo anestesióloga. Cuando estudias medicina, hay convicciones que se van haciendo en el camino, o especialidades que te tocaron porque ese era el cupo. Pero ella antes que médica quería ser luchar contra el dolor. En 1955 no había muchas anestesistas en Colombia, y se prodigaba en clínicas de nombre muy conocido. La Marly, Clínica Bogotá o Chapinero eran algunos de esos lugares de élite donde ejerció su vocación de aliviar el dolor de otros.
El cirujano tenía conciencia social y atendía también a algunos excluidos de ese mundo. Un día estaba en el quirófano y el cirujano abrió el vientre de una niña y empezó a sacar áscaris con la mano. Los áscaris son gusanos, parásitos del aparato digestivo que habían roto el intestino y se movían entre membranas y pared abdominal, mientras ella la mantenía dormida. En ese tiempo, la anestesia era con éter, y se daba en la nariz abanicándolo con la mano. A veces el anestésico se dispersaba hacia ella. Pero esa vez no salió mareada por eso. Para esa época, tras el asesinato de Gaitán el 9 de abril de 1948, la violencia andaba desatada, contra liberales gaitanistas primero y luego de todos contra todos.
La muchacha se salvó y ella quiso saber dónde vivía. Fue a su casa, en medio de aguas negras, donde la familia cultivaba zanahorias. Ahí se entiende todo. Volvió meses después con el mismo problema, y no se pudo hacer nada para salvarla. Ella decidió entonces que solo la anestesia no servía para aliviar los dolores del mundo, y estudió Trabajo Social, marxismo y sobre todo humanismo. En el hospital de Fusagasugá le tocó atender a los heridos de la guerra de cualquier bando.
El dolor sigue siendo una referencia en su vida, también cuando analiza la política: “Hay una Colombia de gente muy sufrida y otra a la que el sufrimiento de los demás no le importa”.
El problema no son los áscaris, es la pobreza. Y no es la anestesia, sino la insensibilidad. A los 89 años, sigue estudiando dos horas al día, desde su exilio en México. Para ayudarnos a comprender, dice que se necesita teoría para entender las cosas que hay que cambiar.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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