Ser testigo
“Aquí la violencia contra la población indígena atacó directamente a la cultura, con escuelas especiales para reeducar a los niños y niñas que estaban aquí antes que cualquiera”.
Vancouver es probablemente la ciudad más cara de Canadá. Aquí la vida cuesta vivirla, en la ciudad que más llueve, al lado del mar, en esa bahía del Pacífico. De aquí a Toronto se tarda 5 horas en avión, en el mismo país, lo mismo que de Toronto a Bogotá. De aquí a Hong-Kong son 6 horas, con un mar y un océano de por medio. De estas proporciones son las distancias que consideras cerca y lo lejos que las piensas. El otoño acaba de empezar, y Pilar y Alejandra son nuestras anfitrionas, en estos días de un sol que se regala entre nubes y viento.
Hay lugares en que la gente se va juntando en estos días para hablar de Colombia, la verdad y el exilio. Como una historia invisible, que solo se hace evidente cuando se junta en una sala. Esta tarde, 80 personas estamos en esta universidad para escuchar y celebrar una esperanza. La ceremonia empieza con las palabras de una Elder Michja, una anciana que habla de los pueblos originarios y los impactos de la colonización y la violencia. Aquí la violencia contra la población indígena atacó directamente a la cultura, con escuelas especiales para reeducar a los niños y niñas que estaban aquí antes que cualquiera, habitaban la tierra y hablaban con los osos o esculpían cuervos en la madera. La violencia cultural tenía apariencia de educación, en residencias que trataban de extirpar esas células de una comunidad que nos habita. Qué tarea dolorosa y opresiva, qué miopía de la diversidad.
Pero los pueblos indígenas han terminado resistiendo a tanto oprobio, y ahora, antes de comenzar, se pide permiso a esta tierra y se escuchan sus voces para que no olvidemos. La Comisión de la Verdad de Canadá que escuchó y analizó estas prácticas de genocidio cultural, pidió a todos los que escuchaban ser testigos. Cuando fui la primera vez a las Comunidades de Población en Resistencia de Guatemala, que vivieron 12 años entre la vida y la muerte, en ese límite de ser perseguidos y bombardeados en medio de la selva, y tener que cultivar a una hora de distancias de sus comunidades bajo la sombra para no ser identificados, cuando salía de ese primer viaje, me dijeron: “Ahora usted ya vio”.
Tal vez de eso se trate todo esto.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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